Según el Libro Guinness de los Récords,
Stephen King (Portland, EE UU, 69 años) es el autor más adaptado de la
historia. En torno a 230 obras están basadas en sus cuentos, novelas y
relatos y la mayoría son espantosas. Él solo ha renegado explícitamente
de una, El cortador de césped, hasta el punto de demandar a la
productora para que eliminase su nombre de los créditos. El defecto
habitual de estas adaptaciones es la vagancia: tiran por el camino fácil
del terror y los sustos efectistas, ignorando la disección del
comportamiento humano que King acomete en todos sus textos. Y esa
combinación de la exploración sin miedo de la naturaleza humana con los
terrores más perversos del género fantástico es lo que le convirtió sus
textos en best sellers
desde los ochenta (libros que conectan con personas que jamás leen
libros y por tanto se venden por millones), lo que impregnó la figura de
King con cierta condescendencia de "maestro del terror" y de novelista
para las masas.
Desde hace un par de décadas y, en parte, gracias a sus adaptaciones
cinematográficas, Stephen King ha visto como su trono en la cultura
popular se ha transformado por fin en prestigio literario. Pero él
siempre escribió así de bien. Es el mundo el que ha aprendido a
apreciarlo. Estas son las películas que han dignificado su legado en el
cine y, como testamento abyecto, dos adaptaciones espantosas que
demuestran que Hollywood no tiene vergüenza alguna. Todas ellas podrían
resumirse en esta reflexión de La niebla:
"Como especie estamos esencialmente locos. Pon a más de dos humanos en
una habitación, elegimos bando y comenzamos a imaginar motivos por los
que matarnos los unos a otros. ¿Por qué crees que se inventaron la
política o la religión?"